Imperdible Nota publicada por la AAG

[singlepic id=17 w=320 h=240 float=left]Ya hace un tiempo de su publicación, en su sitio y en la columna semanal del diario La Nación, pero aquellos que no pudieron leerla no dejen de hacerlo

Preocupa a las organizaciones del golf amateur mundial el papel de los padres en el desarrollo de un jugador menor de edad.-

Es creciente la presión que se ejerce sobre los jóvenes sin medir sus consecuencias, no sólo en el aspecto deportivo sino en el formativo.- Son contadas las ocasiones en que los padres respetan los plazos recreativos del deporte para dar paso, en el momento adecuado, al proceso competitivo.- Tampoco asumen con objetividad el real nivel de destreza de sus hijos, generando exigencias y expectativas que exceden las posibilidades del menor.- La experiencia indica que estas situaciones conducen casi inevitablemente a la frustración.- O peor aún, a la búsqueda de culpables responsables de la desilusión, ajenos al propio jugador o al entorno familiar.-

Los cuadros se agravan cuando la desmesura por el éxito instantáneo derivan en atajos, que en el caso del golf, por su valoración de lo ético y su repudio a la trampa, promueven conductas antideportivas que alienan al joven de los códigos de este juego tan especial.-

Fascina también cómo los padres asuman roles diversos; a veces devienen en profesores de golf o psicólogos deportivos, tareas para las que no se prepararon.- Es curioso ver a un padre, generalmente con un handicap de dos dígitos, dar una instrucción técnica o sobre estrategia de cancha a un jugador scratch, cuando ese padre nunca se expuso a las presiones ni a las canchas que juegan los amateurs de elite.. Sin embargo, se consideran habilitados para dar consejos previos, posteriores o durante el juego.- Es cuando asumen el rol de caddies con el fundamento de su experiencia apenas como golfistas de fin de semana.-

Otro síndrome habitual es el rol de manager; analizan calendarios y campeonatos a los que se les asigna valoración antojadiza desde el desconocimiento y se tiende a jerarquizar lo foráneo, sólo por serlo.- Así, hay jugadores que compitieron en “campeonatos mundiales” que de mundiales sólo tienen el nombre; también se sobrevaloran “torneos juniors” o “rankings” en los que no siempre compiten los mejores, y hay empresas que lucran con padres ávidos de “títulos” para sus hijos.-

El título más importante es el académico: no hay talento o destreza que garantice la salud eterna, menos en el golf, donde pequeñas lesiones pusieron el fin a promisorias carreras; tener el respaldo académico que reoriente la salida laboral por lesiones o por falta de éxito es un resorte invalorable y una obligación paterna ineludible.-

La conclusión de los especialistas es que los padres deben ser padres primero y no proyectar sus limitaciones o continuidad de gloria deportiva a través de sus hijos.- Menos aún a la apetencia económica, y deben reconocer que, así como van al médico y no le cuestionan sus diagnósticos, deben dejar a los profesionales del rubro asesorarlos y permitir que los procesos maduren.- Ante todo se forman personas, luego deportistas.-

Fuente: AAG

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